Contentos/ Los niños de la categoría "Cebollitas" muestran su entusiasmo antes de jugar su partido. Foto: Mauro Ruiz
Decir Ranchillos es decir fútbol y carnaval. La localidad, ubicada 24 km al este de la ciudad de San Miguel de Tucumán ha sido cuna de grandes futbolistas y promete seguir siéndolo.
Allí existe desde hace 4 años la Escuela de Fútbol Infantil Rollo Amaya. Su fundador Rollo Amaya, valga la redundancia, es un hombre gordo, canoso, chueco, es el responsable de ponerle realidad al sueño de estos niños.
Se hace referencia cuando se habla de sueño, al deseo de los chiquilines de entrar a una cancha y desatar la mayor de sus alegrías cuando corren detrás de la redonda. El largo camino de la felicidad arranca cuando se empiezan a equipar, continúa cuando los llaman para darles las camisetas. Ese es uno de los momentos más emotivos, muestran una sonrisa de oreja a oreja que contagia. La mágica travesía culmina cuando terminan de jugar el partido. Allí es como si dejaran de soñar y volvieran al mundo real.
Esta escuela cuenta entre sus filas con las categorías 2002/03/04/05/06/07 y con la división Cebollitas (clase 2008/09/10/11). Los chicos participan actualmente en la Liga Infantil de Fútbol de la provincia que lleva jugadas dos fechas.
"Nosotros no tenemos ninguna ayuda política, contamos con la comisión de padres de los chicos que venden golosinas y comidas dulces en los partidos. De esta manera podemos afrontar los gastos de los viajes que realizamos para jugar como así también pagarle al referí", afirmó Amaya.
Que haya más personas como Rollo, que haya más padres como los de esta escuelita, que haya más sueños por soñar y por sobre todo, que haya más sonrisas que corran detrás de una pelota.
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