viernes, 1 de diciembre de 2017

Los guantes le salvaron la vida

Orlando Antonio Farías, un boxeador con una fuerte historia de vida. Del hambre y 
la miseria a la gloria y la salvación. Un luchador incansable detrás de este deporte.

  Marca registrada: El golpe de gancho ha sido un arma letal en su carrera de boxeador. Con él ha conseguido muchos nocauts.


El viernes 29 de septiembre de 2006 no fue un día más para Orlando Farías. Esa noche, alrededor de 2000 personas vieron como en el ring armado en pleno campo de juego del estadio “Las Palmeras” de Bella Vista, se consagraba campeón del mundo hispano del Consejo Mundial de Boxeo en la categoría crucero. Vencía al salteño nacido en Tartagal Aaron Soria por puntos luego de doce rounds. El “push” de sus golpes hacían eco en el abdomen de su rival y en los oídos de toda la gente que había ido a observar. Esas gruesas y rojas cuerdas del ring eran testigo de un antes y un después, que en la vida del púgil, se acababa de marcar.

En el primer asalto se fracturó la mano izquierda y estuvo a punto de abandonar. 5 milímetros de profundidad en la parte del metacarpo (los huesos que componen la palma de la mano) le complicaban las cosas. Parecía que su destino siempre iba a estar marcado por el sufrimiento y la mediocridad. La derrota asomaba su cabeza para arrancarle todas las ilusiones y despedazar en pedacitos el corazón. La imagen de su sufrida y triste niñez llena de hambre y pobreza se le apareció. Entonces se preocupó porque no se sentía bien, pensó que se le iba su oportunidad, pero su sueño de ser campeón no se lo iban a robar.

Había esperado muchos años y se había preparado demasiado para ese momento. Estuvo dos meses entrenándose duro y haciendo dieta. Verduras cocidas o crudas, pollo, pescado, carne vacuna asada, agua, mate y galletas sin sal fueran las comidas a las que se tuvo que amigar. Su nutricionista era el doctor Carlos Maldonado, un hombre muy reconocido en Tucumán quien por ejemplo tuvo como pacientes a Hugo Soto (ex boxeador) y Omar Hassan (rugbier profesional) entre otros. También se la pasó enfrentando a jóvenes sparrings que le adelantaban que lo que se venía no iba a ser fácil.

Llegó diez puntos a la pelea, su cuerpo era grande y marcado como el de un fisicoculturista, su ilusión también. El título mundial estaba a sus pies, pero el destino le había preparado un gran obstáculo otra vez. Y si de eso se trataba, Orlando sabía cómo lo iba a resolver. Al rival de turno le tenía recelos, lo había visto pelear con Jorge “Locomotora” Castro y el italiano Vincenzo Cantatore. Sabía que ganarle a ese tipo experimentado no sería fácil de lograrlo. Lo respetaba pero solo era eso. Entre el quinto y sexto round tuvo la posibilidad de noquearlo pero su mano quebrada no se lo permitió.



Una vez consumada la contienda se puso hielo y al día siguiente toda la palma se le inflamó; estuvo un buen tiempo parado como consecuencia de haber peleado así pero que importaba eso, el objetivo se había cumplido. No había ni siquiera un poquito de espacio para el lamento. “Esa noche todos se sacaban fotos conmigo, me sentía reconocido. La noticia se había hecho eco en los medios, ganar esa pelea me permitió dar un salto de calidad, me abrió muchas puertas y oportunidades. Al día siguiente ya me habían llamado para ofrecerme pelear en el exterior” recordó 11 años después con voz fuerte y de mando. Fue ese viernes 29 de septiembre de 2006 cuando sintió como la gloria invadió su cuerpo por primera vez, se llenó tanto de alegría como nunca antes que fue algo parecido a tocar el cielo con las manos.

Mientras tanto entrena en ese pequeño y modesto gimnasio de fachada blanca ubicado en calle Chile al 750. La poca iluminación, el piso negro y los carteles de Jesica Cirio y otra rubia totalmente desnudas decoran de manera perfecta el lugar.  Lo acompañan 3 bicicletas fijas, dos banquitos de madera y dos gomas grandes de ruedas de tractores. En el cielo el gris oscuro más cercano al negro y el olor a humedad dan la sensación de que en cualquier momento la tormenta se apoderará de San Miguel de Tucumán. En el Barrio Norte el movimiento es tranquilo, a pocas cuadras se encuentra el estadio Monumental José Fierro, el celeste y blanco decoran las paredes del lugar y una de ellas entona el grito de “goool” con la imagen del “Pulga” de nunca acabar. En la zona las construcciones antiguas de las casas y los pasodobles de otro Rodríguez, en este caso el eterno Enrique parecen remontar el barrio a antiguas épocas.   


    Experimentado: Orlando Farías el 25/11/2016 en MelBourne, Australia. Ese día peleó por el título de la AMB (Asociación Mundial de Boxeo).




Farías es un morocho alto y corpulento de 44 años, tiene el pelo negro corto y los ojos del mismo color y grandes. Es boxeador, promotor de boxeadores y tiene una asociación propia de deportes de contacto pleno. Se caracteriza por ser muy enérgico en todas las actividades que realiza. Como buen viejo zorro del boxeo es pícaro, audaz y sabe medir y actuar en todas las situaciones que se le presentan en la vida. No se deja envolver fácilmente. Su voz es potente como la de un profesor cuando explicado enojado algo que no se entiende. Le gusta charlar mucho y sobretodo de las cosas buenas que él hace. No tanto de sus errores pero sí los de sus rivales. Cuando habla de ellos se enoja y arruga las cejas. Una lluvia de malos recuerdos invaden su mente en fracción de segundos.

Nunca se queda quieto, anda de un lado para el otro, es exaltado y a veces hasta un poco sospechoso. Adoptó todas las cualidades aprendidas dentro del ring. Es encerador, decidido y siempre anda activo, empapado de una vitalidad que mágicamente le resta unos 20 años. Su rutina arranca temprano, a las 7 de la mañana cuando sale a correr. A  la vuelta se junta con políticos o gente relacionada a los deportes, donde en su función de promotor de boxeadores planifica eventos mes a mes. Reniega, pero sabe que si no “molesta” a los funcionarios no va concretar muchas cosas, la falta de plata es uno de sus inconvenientes. Luego regresa a casa donde su esposa y su hija de 3 años lo esperan para el almuerzo familiar. Le encanta el asado pero la carrera que eligió le impide muchas veces darse el gusto de comer ese plato tan deseado. Cuando termina lleva a sus mujeres a realizar sus respectivas actividades. A una al jardín y  a la otra al colegio de abogados.

En el momento en que vuelve descansa un rato y esos minutos se vuelven codiciados. Se levanta, busca a sus damas y va al gimnasio a entrenar. Lo acompaña su bolsito negro, el que siempre está, su compañero, él cual sabe de sus angustias y de sus alegrías, el que lo escucha cuando sus problemas le quiere contar. Los martes y jueves de 21 a 22 y los sábados de 14 a 15 enseña artes marciales en MC Gym que está en calle Junín 1825. Es y fue desde chico un laburador que lucha por llevar el pan a su casa y actualmente no pierde las esperanzas de tener un trabajo estable.



                                         Video: Farías entrenando con su hijo.


Hijo de Orlando Ernesto Farías, un ex delantero del club Sportivo Guzmán y de Norma Beatriz Sánchez una ama de casa, el boxeador nació el 22 de noviembre de 1973, ese mismo año asumía en su tercer mandato como presidente el General Juan Domingo Perón.  Es procedente del famoso barrio Villa 9 de Julio de la provincia de Tucumán que en esa década década sufrió el cierre del Matadero Municipal ubicado desde 1915 en la calle José Hernández al 1500. En ese momento cambiaba el destino del lugar, esa época de crisis económica donde no había un trabajo digno y estable solo trajo ruinas como el hambre y la delincuencia. Todo un pueblo laborioso lloraba y se desmoronaba. Los años que se venían no iban a ser para nada alentadores.

En ese contexto se desarrolló Farías. Cuando tenía 5 años Norma (que hasta ese momento lo había criado sola ya que su esposo nunca se hizo cargo de su retoño) decidió juntarse con otro hombre y abandonarlo; con la dictadura militar al frente del país, este niño crecía de la peor de las formas, su futuro tenía quizás un solo destino, el que tantos jóvenes de la barriada no pudieron evitar, al que cayeron siendo víctimas de un período nefasto para toda una nación. De esos dolorosos recuerdos nunca se va a olvidar. Es una mancha que la superó pero que nunca la podrá borrar.

Ya para el año 1981 la situación en el país y en la provincia no era nada positiva. El pueblo pedía a gritos libertad. Increíble, sus derechos estaban siendo vulnerados. La patria estaba de luto. La dictadura como forma de gobierno provocó que más del 50% de los desaparecidos por su macabro régimen fueran obreros, delegados de fábrica y dirigentes sindicales entre otros.

Como resultado de estos actos catastróficos creció el desempleo y aumentó el trabajo infantil; “Mi abuela no tenía para darme de comer ni una cama para dormir. Me acostaba en el piso o sino juntaba cuatro sillas y las usaba para descansar” recordó Orlando. Esta vez no movió las manos ni tampoco abrió grande los ojos como lo hace siempre. El silencio sonó fuerte luego de esa triste declaración. El púgil recuerda que solo tenía un par de zapatillas, eran marrones de cuero y cuando llovía les entraba agua por todos lados y fue entonces ahí cuando el “gluglu” de una corriente de agua lo empapó de recuerdos. Tan solo 8 años tenía cuando tuvo que salir al duro y crudo mundo del trabajo, lo hizo en una zapatería y por esas cosas de la vida ya desde chico aprendió a rasgar a martillazos los problemas que le presentaba de la vida.



      Enérgico: Orlando es muy activo, anda de un lado para el otro. Pero a veces, tiene sus momentos de tranquilidad y de relax.

Consecuencia de la crianza y del entorno en que se crió, Farías no cursó el secundario. Solo tiene completo hasta el séptimo grado. La escuela estatal Elmina Paz de Gallo, ubicada en San Miguel de Tucumán, fue donde concurrió y la que vio como este joven era víctima de una crisis que a muchos marcó. Algunos errores de ortografía lo acompañan hasta hoy, son golpes, secuelas que su infancia le dejó. Pensó en completar sus estudios pero la cargada agenda de todos sus días se lo impide. Le gustan las mujeres aunque no se considera un picaflor. Dice que su etapa de “pirata” ya pasó. Ahora vive con dos que se han ganado su corazón.Y sonríe. Su sonrisa contagia y lo muestra picarón. Pronuncia muy seguido malas palabras. Cuando camina lo hace seguro, a paso firme sacando pecho y toda su hombría se hace relucir.

Si hay algo que nunca se olvida es que es un futbolista frustrado. Le encanta jugar a la pelota, aunque hace buen rato que no toca un balón. Cuando tenía 16 años jugaba de nueve en la tercera de San Martín. Recuerda que decían que era buen jugador. Su sueño era debutar en la primera de Atlético Tucumán, luego en la de River y por último en la Selección nacional. Como todo pibe; nuevamente la melancolía y la tristeza vuelven hacia él, recuerda que su padre no lo apoyó y que el trabajo era primordial si quería tener un plato de comida. Tubo que tomar la difícil decisión de dejar el fútbol. Las desgracias de la vida siempre lo han perseguido.      

Su vida de promotor de boxeadores arrancó a los 38 años, trabajaba para la ATB (Asociación Tucumana de Boxeo) la cual está afiliada a la FAB (Federación Argentina de Boxeo). Fue allí donde comenzó un sinfín de problemas con su ex promotor al que prefiero no hacer honor. Farías acusó ser estafado muchas veces por el mismo y lamentó no haber tenido a alguien que lo haya valorado y que pudo haber apostado en él. Quién sabe, quizás terminaba siendo un boxeador mucho más talentoso. “Nocaut” como lo apodan es un hombre sagaz, astuto y emprendedor. A cualquiera le mete miedo cuando este morocho se para y se expresa, no por casualidad su robustez y su altura le han permitido ganar tantas peleas y en algún momento hasta trabajar de seguridad en alguna bailanta nocturna de la provincia. Como siempre, un trabajador compulsivo.

Hoy tiene 44 años y goza de sus cuatro hijos. Tres de ellos en su primer matrimonio ( dos mujeres y un varón y uno en el segundo (su hija menor de 5 años). Es y será un referente del boxeo tucumano. Los números lo avalan. Como profesional ganó 35 peleas de las cuales 23 fueron por nocaut, de ahí su sobrenombre, y solo perdió 16. De sus títulos se destacan el Campeonato Internacional de la Comisión Mundial de Boxeo en 2014 y el mundial de la misma asociación en el 2016 entre otros. Además es presidente de la Asociación Internacional de Artes Marciales de Contacto Pleno. Sin dudas un luchador para el bien de este deporte tan amateur, tan castigado, tan vulnerado en nuestra provincia.

Le gusta escuchar cumbia, rock nacional, cuarteto y bailar. En sus tiempos libres le encanta salir a correr y hacer fierros. Vive por y para el deporte. Ama a sus hijos, para él ellos son lo más importante que tiene en su vida. Esta una de las pocas veces que expresa sus sentimientos de amor. Es un poco agrandado, osado y también nervioso. Siempre que habla abre grande los ojos.

Orlando tiene cosas buenas como ser un incansable luchador. Casi todo su tiempo lo decida al boxeo y cuando se propone una meta no para hasta cumplirla. Tipos como él que luchan para el pugilato son escasos. Esa batalla en la que no necesita guantes ni un ring es sin dudas, la más complicada. Orlando le hace bien a este deporte y el mundo del boxeo agradece que el fútbol no haya sido su profesión.

Uno de los tantos banquitos negros de la Plaza Urquiza será testigo de una impactante confesión. Le hize una última e inquietante pregunta y un duro recuerdo se apoderó de este boxeador. Cuando tenía 14 años robó. Robó comida porque tenía hambre. Se paraliza y se le seca la garganta, es como si las palabras se les acabaran. La necesidad lo torturaba y los vicios  lo saludaban de cerca. Orlando por unos segundos me observó detenidamente pero esta vez no me dijo nada, no emitió una sola palabra aunque su mirada me lo ha dicho todo; el silencio se apoderó del lugar. Está soleado y hasta el viento se ha callado. Los dos coincidimos y nos damos cuenta de lo mismo. Los guantes le salvaron la vida.   

































sábado, 16 de septiembre de 2017

Los periodistas y la problemática de autocensurarse

Evidentemente hablar de periodistas que reciben censuras es delicado pero opinar de comunicadores sociales que se autocensuran es aún mucho más dificultoso. Lo claro de esta cuestión es que es un disgusto grande que ocurra en estos tiempos, donde la posibilidad de expresarse libremente es mucho más amplia gracias al arraigo de la tecnología.


Para convalidar mi afirmación lo primero que haré es dejar en claro el concepto de autocensura y utilizaré como cita de autoridad a Sergio González (Periodista de medio televisivo/ Canal 8 Tucumán) que la define: “La autocensura es lo peor, que una persona se limite a decir algo es ir en contra del objetivo principal de la actividad”; lo segundo que realizo es situar los ejemplos de Juan José Arrieta (Periodista de medio radial/ LV12 Tucumán) y Ariel Ibañez (Periodista de medio gráfico/ La Gaceta Tucumán) quienes reconocen que nunca fueron censurados pero sin embargo admiten que se autocensuran con temas muy delicados, por respeto a ciertas personas y por miedo a posibles conflictos judiciales.



En el cierra de esta nota, llego a la conclusión que hay una clara falta de importancia y de conocimiento de los periodistas con respecto a esta problemática. Poseen el derecho a la libertad de expresión, tienen el deber de defender la libertad de información y no los están adoptando; ¿Si no son ellos quienes hacen respetar sus derechos y cumplen sus obligaciones quienes lo realizarán? El problema es serio y son los nuevos periodistas los que tienen el desafío de cambiar este rumbo.       
                                                                                                                        
                                                                                                                     

                                                                                        Mauro Daniel Ruiz Medina.

viernes, 16 de junio de 2017

Los Pumas tienen revancha

El Seleccionado Nacional recibirá mañana a las 16.15 a Inglaterra. El partido se jugará en  en el estadio de Colón de Santa Fé y corresponderá a la Copa ICBC.


   Se le escapó sobre el final/ En el duelo anterior ante los Ingleses Los Pumas perdieron en los últimos minutos. Foto: La Nación.

Los Pumas quieren y tienen revancha. Mañana se enfrentarán a Inglaterra en un duelo que pertenecerá a la Copa ICBC. El enfrentamiento se realizará a las 16.30 y se jugará en el estadio de Colón de Santa Fé.

La palabra revancha se apoderó por completo del Seleccionado Nacional de rugby y no es para menos. Es que la dura y dolorosa derrota que le propinó "La Rosa" la semana pasada por 38 a 34 en los últimos minutos dejo mucha bronca en el plantel.


Quien habló en la previa al juego de mañana fue el capitá argentino Agustín Creevy: "Nos espera un partido aún más duro frente al mismo rival y esperamos poder tener nuestra revancha. Estuvimos analizando el partido en San Juan y a todos nos quedó la bronca por cómo lo perdimos", declaró. Quién también tomó la palabra fue el medio scrum británico Dany Care: "Me parece que Argentina estará focalizada en mejorar, porque se fueron bastante decepcionados por la derrota del fin de semana pasado. Igualmente nosotros tenemos que tener una buena actuación, y mejorar nuestro rendimiento, para lograr un resultado positivo y dejar la serie 2 a 0".

Con respecto a la derrota anterior el técnico Daniel Hourcade presentará una sola modificación. ingresará Ramiro Moyano en lugar de Matias Moroni. Está todo listo para otro juego de alto nivel. Los Pumas tendrán la oportunidad de levantar cabeza y acabar con los fatídicos desenlaces de los últimos minutos pero sobre todo, podrán tener revancha. 

                                 

miércoles, 19 de abril de 2017

"Lo hago para apoyar a mi hijo"

Alberto Antonio Nanterne es secretario de la Asociación Tucumana de Fútbol Sala, en la cual su hijo es el presidente. Una familia ligada a este deporte.


   Dedicación/ El trabajo que realiza Alberto le conlleva mucho esmero y días de dedicación. Foto: Mauro Ruiz Medina

En el fútbol sala de Tucumán, el apellido Nanterne es sinónimo. Desde aquel lejano y cercano 2011 cuando se creó la Asociación Tucumana de Fútbol Sala, padre e hijo están ligados este atractivo deporte que día a día crece más.

Alberto Antonio Nanterne o "El pelado" como se lo conoce en el ambiente del futsal es la mano derecha de su hijo Facundo Nanterne Giacchino, el presidente de esta disciplina. Alberto es oriundo de San Andrés y tiene 57 años.

Ayer en una nueva fecha del torneo y como hace 6 años, en la entrada de la sede prestada de la Asociación (no cuenta con una propia) que se ubica en la Avenida República del Líbano 1820, se lo pudo encontrar al "Pelado" que ayuda a su heredero con la venta de entradas, documentación de los equipos, cobro del seguro, etc. "Hago todo esto para apoyar a mi hijo y también porque me gusta. Juego al fútbol y eso suma para que haga las tareas con placer", confesó.   

Siempre que hay actividad y la pelotita cicrula por la cancha, Alberto atiende a la gente y realiza sus actividades con un espíritu joven que además de quitarle un par de años de encima, le hace ganar el cariño de muchos. "Hola pelado querido como andás", le decía un jugador al llegar y luego le daba un cálido abrazo.

"Actualmente contamos con 80 equipos afiliados. Además tenemos selecciones tucumanas de mayores masculinas y femeninas y también con la selección juvenil de varones", comentó orgulloso el hombre; siempre que haya partidos de futsal el estará allí. Con su pelada y su risa atendiendo a la gente y ganándose el cariño de muchos. 


                                                     Video: Mauro Ruiz Medina

lunes, 17 de abril de 2017

Sueña con jugar en Boca Juniors

Exequiel Eduardo Montes es un niño de localidad de Ranchillos que tiene 7 años. Se levanta y se acuesta pensando en una sola cosa: la pelota.

   Exequiel/ Al zurdito también le gusta dormir y es amante de los juegos de fútbol de playstation. Foto: Mauro Ruiz Medina

Exequiel Eduardo Montes  tiene 7 años y vive en la localidad de Ranchillos, ubicada en el departamento Cruz Alta, Tucumán. Nació el 16 de junio de 2009, tiene cinco hermanas, un hermano y es hijo de Enrique Eduardo Montes y de María Esther Vizcarra.

"Polo" como le dicen de cariño sus familiares, es un petiso pícaro y audaz para jugar al fútbol y con chicos más grandes que él, siempre juega este zurdo. Es hincha de Boca Juniors pero como admirador de buenos arqueros, a veces se planta la famosa camiseta verde de Marcelo Barovero, ex golero de River Plate.

"Cuando sea grande quiero jugar en Boca", expresó el pibito. Su amor por la redonda es tan grande a tal punto que a sus padres, hace renegar muy seguido. Él prefiere jugar que hacer las tareas de la escuela. "Tuvimos que sacarles los arcos del frente de casa para que se concentre más en sus estudios", comenta su papá entre risas.

Cuando la pelota está en sus pies se alegra. Es que "Polo" la acaricia, la pisa y la domina muy bien para sus cortos siete años. Los grandes arquitos de frente de su casa son "La bombonera" de Ezequiel y el templo sagrado donde se reúne a jugar con sus amigos. 

La pelota es un tesoro para él, cuando juega con ella es el ser más feliz del planeta. Condiciones y talento para triunfar y ser un futbolista profesional tiene; quien sabe quizás cumpla su gran sueño y siga siendo el ser más feliz del planeta.  




                                         Video: Exequiel pantalón azul y camiseta naranja n° 11.
       



sábado, 15 de abril de 2017

"Amo a mi club"

Nora Alicia Perea es una mujer luchadora de la vida que trabaja en San Antonio de Ranchillos hace más de 15 años.

    Sonriente/ En sus inicios Nora sólo era lavandera de San Antonio. Foto: Mauro Ruiz Medina

Sábado 15 de abril, sábado nublado, fresco, lluvioso y gris. En Ranchillos con frío, calor, lluvia o sin lluvia el deporte se practica sí o sí. Llegando a esta localidad el Club San Antonio atrae todas las miradas con su imponente presencia. Alrededor se puede ver mucha o poca gente, dependiendo de la actividad del día. De un colectivo bajan unos chicos, son las infantiles de CAD 24 de Alderetes que llegan para enfrentarse a los locales por el campeonato de la Liga Tucumana de Fútbol.

En la portería como no puede ser de otra manera está ella, Nora Elisa Perea o "Normita" para los que la conocen. Una mujer de baja estatura, con anteojos, orgullosa de sus 57 años pero que tiene una vitalidad y un humor de una adolescente.

"Trabajo hace más de 15 años en el club. Soy lavandera y también estoy a cargo del control de las entradas. Hago todo esto porque amo a San Antonio, amo a mi club", afirma muy segura.

Nora vive en el Barrio Complejo, que está a un costado de la institución. Hace 20 años que es madre soltera de 4 mujeres. "Para mí no fue fácil criar sola y sin trabajo a mis hijas. Desde el 2000 que laburo en la Cooperativa de la Comuna y estoy orgullosa de haberles dado una buena educación a mis hijas; ellas ya son grandes y están construyendo su futuro", expresó.

Bromeando y entre risas, la mujer relata que sus nietos son su mayor felicidad y que les hacen olvidar hasta de las deudas. Ella manifiesta que está viviendo el mejor momento de su vida y que le gustaría que el día que ella muera, su nombre quede escrito en algún rincón del club.

Pasarán los eventos deportivos, pasarán los años, pero hasta que la vida se lo permita la que no pasará será ella, Nora Alicia Perea. 



                                                   Video: Mauro Ruiz Medina
                                   


























viernes, 14 de abril de 2017

Detrás de la pelota corren sonrisas

En Ranchillos hay una escuelita de fútbol que subsiste gracias a un hombre y a la colaboración de los padres de los chicos.


Contentos/ Los niños de la categoría "Cebollitas" muestran su entusiasmo antes de jugar su partido. Foto: Mauro Ruiz 



Decir Ranchillos es decir fútbol y carnaval. La localidad, ubicada 24 km al este de la ciudad de San Miguel de Tucumán ha sido cuna de grandes futbolistas y promete seguir siéndolo.

Allí existe desde hace 4 años la Escuela de Fútbol Infantil Rollo Amaya. Su fundador Rollo Amaya, valga la redundancia, es un hombre gordo, canoso, chueco,  es el responsable de ponerle realidad al sueño de estos niños.

Se hace referencia cuando se habla de sueño, al deseo de los chiquilines de entrar a una cancha y desatar la mayor de sus alegrías cuando corren detrás de la redonda. El largo camino de la felicidad arranca cuando se empiezan a equipar, continúa cuando los llaman para darles las camisetas. Ese es uno de los momentos más emotivos, muestran una sonrisa de oreja a oreja que contagia. La mágica travesía culmina cuando terminan de jugar el partido. Allí es como si dejaran de soñar y volvieran al mundo real.

Esta escuela cuenta entre sus filas con las categorías 2002/03/04/05/06/07  y con la división Cebollitas (clase 2008/09/10/11). Los chicos participan actualmente en la Liga Infantil de Fútbol de la provincia que lleva jugadas dos fechas.

"Nosotros no tenemos ninguna ayuda política, contamos con la comisión de padres de los chicos que venden golosinas y comidas dulces en los partidos. De esta manera podemos afrontar los gastos de los viajes que realizamos para jugar como así también pagarle al referí", afirmó Amaya.

Que haya más personas como Rollo, que haya más padres como los de esta escuelita, que haya más sueños por soñar y por sobre todo, que haya más sonrisas que corran detrás de una pelota.


                                                         Video: Mauro Ruiz Medina



  

miércoles, 12 de abril de 2017

La hicieron llorar



Cruz Alta perdió hoy con el equipo liguista de San Martín por 3 a 0. El encuentro disputó en el estadio de "Los Cuervos".


Desparejo/ Debido a las últimas lluvias en la provincia, el campo de juego está lleno de pozos. Foto: Mauro Ruiz Medina.


Linda, hermosa y bella pelota de fútbol. Cuando corre por el verde césped genera varios sentimientos encontrados. Empatía, alegría, entusiasmo, nerviosismo, tristeza es lo que provoca en los fieles que acuden a los partidos.

Ella siempre quiere que la traten bien como un padre haría con su hijo también. Que la amen, que la cuiden, que la mimen y que la protejan aunque hoy, nada de eso pasó y ella se decepcionó del maltrato que le dieron; fue un cotejo de preparación para el próximo torneo de la Liga Tucumana de Fútbol lo que podría justificar el feo juego pero que le importa a ella eso.

Que San Martín se iba a quedar con el triunfo, era algo que se veía venir pero "Los santos" tampoco eran capaces de poner tres pases seguidos y hasta su director técnico Ariel Martos se apiadaba de ella y decía: "Tranquilo muchachos toquemos la pelota que los espacios ya van a aparecer" . Cuando los jugadores, sobre todo los de Cruz Alta recurrían al pum para arriba (pelotazo) la redonda derramaba una lágrima porque le dolía el castigo que le daban.

Para colmo era poco el viento que corría, menos para que los futbolistas pueden acertar en el pase a sus compañeros; al final la esfera terminó triste pero un poco conforme a la vez. Triste porque ningún conjunto la manejó bien pero conforme porque les vió la cara de alegría a los pibes de San Martín cuando hicieron los 3 goles; ella es así, buena, compañera y fiel. Es una pelota de fierro y quiere que la hagan llorar menos y sonreír más.


                                                    Video:  Mauro Ruiz Medina

miércoles, 5 de abril de 2017

Mirando desde arriba

Nicolás Avellaneda le ganó ayer 84 a 72 a Hindú de Catamarca. El encuentro fue el segundo que disputan correspondiente a los playofss de reclasificación de la división NOA y se disputó en el Club Villa Luján, donde los tucumanos hicieron de local. 

    Amistad/ A pesar de jugar un partido fuerte, los jugadores conversaban de manera simpática. Foto: Mauro Ruiz Medina

Cálida y agradable noche la de ayer, cálida y agradable para un partido de básquet ver. Más para él que cuando lo atraviesan provoca la alegría de unos y la tristeza de otros. Por el segundo encuentro de los playofss de reclasificación, Nicolás Avellaneda recibía a Hindú de Catamarca y como siempre allí estaba él, el aro de básquet. Imponente y firme como un muro, preparado para atestiguar una historia más.

Se desarrollaba pareja y luchado, el encuentro. Era atractivo y aburrido a la vez; atractivo porque los jugadores dejaban todo en la cancha pero aburrido ya que los mismos seres, sudados, nerviosos y e impacientes no eran capaces de conformar al aro que los miraba desde arriba. El primer tiempo dejaba satisfecho al señor alto de Villa Luján, satisfecho es una forma de decir. Mirá que iba a estar a gusto con ese juego pobre, si él fue vestigio de verdaderos choques.

Llegaba la segunda parte y los jugadores debían mostrar el nivel acorde a un torneo federal y más aún si le veían la cara de desolación a la argolla, que en cualquier momento parecía que se iba a desmayar y venir abajo.

Por suerte, los protagonistas ofrecieron un espectáculo agradable a su vista; "El trueno verde"sonó fuerte en la noche tucumana, mostrando el temperamento y la valentía que lo caracteriza para así quedarse con el triunfo. Los visitantes, de la mano de un joven super poderoso inquietaron a los locales y los pusieron en aprietos pero el espectador de lujo, maligno con los catamarqueños, ayudó a los locales. Cuando los muchachos de Hindú lanzaban la pelota hacia él, le negaba el paso y con su característico pum la devolvía a la pista.

Ya casi no quedaba tiempo para más, el cotejo se acababa y el aro decidió regalarle 84 puntos a Nicolás Avellaneda y 72 a Hindú y de esta manera desatar la alegría de unos y la tristeza e inclusive el llanto de otros. Dichosa la abrazadera de básquet que fue protagonista y podrá contar, una historia más. 



                                         
Video: Mauro Ruiz Medina







jueves, 23 de marzo de 2017

Que no haya más finales como el de Miguel Benancio Sánchez

A 41 años del golpe militar de 1976 recuerdo, como una manera de hacer homenaje, a este gran deportista y poeta tucumano.

  Respeto/ Sánchez es recordado con la "Carrera de Miguel" que se realiza en varios puntos de nuestro país.

Que no haya más finales como el de Miguel Benancio Sánchez, esta es una frase que seguramente rezamos todos los argentinos o quizás la mayoría. Este recordado poeta, atleta y futbolista tucumano nació el 6 de noviembre de 1952 en la ciudad de Bella Vista ubicada en el departamento de Leales. A los pocos años se trasladó junto con su familia a Villa España, en el partido bonaerense de BerazateguiA principios de la década de 1960 se inició como futbolista haciendo las divisiones inferiores en el club Gimnasia y Esgrima la Plata; trabajaba en el Banco de la Provincia de Buenos Aires y en 1974 arrancó con el atletismo donde se federó en el Club Atlético Independiente y participó tres veces por ejemplo, en la Corrida de San Silvestre.

Miguel fue desaparecido el 8 de enero de 1978 por pensar diferente, algo que estaba prohibido y era penado por la dictadura de esa época. El joven fue ausentado por su militancia en la Unidad Básica de la Juventud Peronista, los ideales políticos marcaban a fuego el destino de la gente por esos años.

La democracia como sistema político no debe desaparecer jamás, siempre tiene que estar vigente. Penar o castigar a alguien de la forma que se hizo es algo que no puede que pasar nunca más; 30.000 desaparecidos es la cifra que se arroja, un número que entristece mucho. Miguel Benancio Sánchez junto con otros 35 deportistas están dentro de esa lista y recordarlos hoy, mañana y siempre es un deber para todos los argentinos y también una manera de rendirles homenaje.